PROYECTO 30
Autoras: María Fernanda Álvarez-Vanessa García
Proyecto 30 es una iniciativa social, cultural, académica y artística que busca reconocer los Derechos Humanos entre los ciudadanos. Para ello, en su segunda edición invitó a 30 mujeres artistas con el fin de que representaran en su obra cada uno de los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Es así como cada artista desarrolló una obra a partir de uno de los Derechos Humanos, con la intención de expresarlo a través de su trabajo para dar a conocer su importancia en la sociedad.
La muestra se llevó a cabo el pasado mes de marzo en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, fue este el escenario para la exposición de las obras, totalmente abierto al público y de entrada libre. Tuvimos la oportunidad de visitar la muestra y a continuación compartiremos un poco de tres obras que llamaron nuestra atención.
En la obra fotográfica de la artista Kata Garcés, la inocencia y alegría que irradia de retratos de niños se mezclan con textos que relatan las duras condiciones en que hombres, mujeres y niños llegan a nuestro país huyendo del suyo, y su difícil acceso a los servicios de seguridad, salud y educación. Esta emotiva obra estaba basada en el artículo 29 “Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que solo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad”.
Por su parte, Bogotá Armable, obra de la Arquitecta Laura Rojas basada en el artículo 5 “Nadie será sometido a tortura ni tratos crueles, inhumanos y degradantes”, puso un mapa de la ciudad de Bogotá dividido en sus localidades invitando al público a escribir para cada localidad actos de crueldad experimentados en el espacio público. Se presenta de esta manera otra forma de armar la ciudad, a través de la denuncia escrita de actos que a diario se soportan en el espacio público y que ya no deberíamos soportar.
Entre las frases escritas por los visitantes a la muestra, en medio de tonos de protesta y tristeza se leen experiencias traumáticas, experiencias de violencia relacionadas con el conflicto armado y predominan las acciones de acoso y abuso a mujeres y niñas. Este mapa, además de dar el espacio para nombrar estas acciones, dio lugar a expresar la rabia, el dolor y el temor de ser mujer en el espacio público de Bogotá.
La obra de instalación basada en el artículo 12 “Toda persona tiene derecho a la intimidad”, invitaba también a la interacción del público. La instalación de la artista Laura Áñez recreaba el espacio de un baño; un lavamanos y un espejo encerrados en una cortina brindaban un pequeñísimo espacio privado para una persona a la vez. Se emulaba así el espacio íntimo del baño, donde cada individuo se encuentra a solas, enfrentado al reflejo de su rostro.
Una vez encerrado a solas dentro de esta cortina, en la pared junto al espejo, un listado de pasos a seguir invitaba a cada visitante a un ritual personal. Era esta una invitación a mirarse y reconocerse en ese espejo, a tomar unos instantes sólo para sí, a concentrarse por unos segundos en nada más que la propia respiración, a escribir en algún lugar de ese muro de baño lo que se quisiera decir, a sacar de su interior eso que tenía molestándole como un nudo en la garganta, a reconocerse nuevamente en ese reflejo y salir de la cortina con un peso menos.
En esta nueva edición, Proyecto 30 sin duda, demostró ser una iniciativa que merece una mayor visibilidad dentro de las actividades de la ciudad. Proyecto 30 no sólo logró abrir un espacio al arte y dar voz a las mujeres artistas del país, también logró acercar a su público a formas diversas de arte y a conocer y comprender los derechos humanos desde otras perspectivas.
PROYECTO 30
Proyecto 30 es una iniciativa social, cultural, académica y artística que busca reconocer los Derechos Humanos entre los ciudadanos. Para ello, en su segunda edición invitó a 30 mujeres artistas con el fin de que representaran en su obra cada uno de los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Es así como cada artista desarrolló una obra a partir de uno de los Derechos Humanos, con la intención de expresarlo a través de su trabajo para dar a conocer su importancia en la sociedad.
La muestra se llevó a cabo el pasado mes de marzo en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, fue este el escenario para la exposición de las obras, totalmente abierto al público y de entrada libre. Tuvimos la oportunidad de visitar la muestra y a continuación compartiremos un poco de tres obras que llamaron nuestra atención.
En la obra fotográfica de la artista Kata Garcés, la inocencia y alegría que irradia de retratos de niños se mezclan con textos que relatan las duras condiciones en que hombres, mujeres y niños llegan a nuestro país huyendo del suyo, y su difícil acceso a los servicios de seguridad, salud y educación. Esta emotiva obra estaba basada en el artículo 29 “Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que solo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad”.
Por su parte, Bogotá Armable, obra de la Arquitecta Laura Rojas basada en el artículo 5 “Nadie será sometido a tortura ni tratos crueles, inhumanos y degradantes”, puso un mapa de la ciudad de Bogotá dividido en sus localidades invitando al público a escribir para cada localidad actos de crueldad experimentados en el espacio público. Se presenta de esta manera otra forma de armar la ciudad, a través de la denuncia escrita de actos que a diario se soportan en el espacio público y que ya no deberíamos soportar.
Entre las frases escritas por los visitantes a la muestra, en medio de tonos de protesta y tristeza se leen experiencias traumáticas, experiencias de violencia relacionadas con el conflicto armado y predominan las acciones de acoso y abuso a mujeres y niñas. Este mapa, además de dar el espacio para nombrar estas acciones, dio lugar a expresar la rabia, el dolor y el temor de ser mujer en el espacio público de Bogotá.
La obra de instalación basada en el artículo 12 “Toda persona tiene derecho a la intimidad”, invitaba también a la interacción del público. La instalación de la artista Laura Áñez recreaba el espacio de un baño; un lavamanos y un espejo encerrados en una cortina brindaban un pequeñísimo espacio privado para una persona a la vez. Se emulaba así el espacio íntimo del baño, donde cada individuo se encuentra a solas, enfrentado al reflejo de su rostro.
Una vez encerrado a solas dentro de esta cortina, en la pared junto al espejo, un listado de pasos a seguir invitaba a cada visitante a un ritual personal. Era esta una invitación a mirarse y reconocerse en ese espejo, a tomar unos instantes sólo para sí, a concentrarse por unos segundos en nada más que la propia respiración, a escribir en algún lugar de ese muro de baño lo que se quisiera decir, a sacar de su interior eso que tenía molestándole como un nudo en la garganta, a reconocerse nuevamente en ese reflejo y salir de la cortina con un peso menos.
En esta nueva edición, Proyecto 30 sin duda, demostró ser una iniciativa que merece una mayor visibilidad dentro de las actividades de la ciudad. Proyecto 30 no sólo logró abrir un espacio al arte y dar voz a las mujeres artistas del país, también logró acercar a su público a formas diversas de arte y a conocer y comprender los derechos humanos desde otras perspectivas.
PROYECTO 30
Proyecto 30 es una iniciativa social, cultural, académica y artística que busca reconocer los Derechos Humanos entre los ciudadanos. Para ello, en su segunda edición invitó a 30 mujeres artistas con el fin de que representaran en su obra cada uno de los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Es así como cada artista desarrolló una obra a partir de uno de los Derechos Humanos, con la intención de expresarlo a través de su trabajo para dar a conocer su importancia en la sociedad.
La muestra se llevó a cabo el pasado mes de marzo en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, fue este el escenario para la exposición de las obras, totalmente abierto al público y de entrada libre. Tuvimos la oportunidad de visitar la muestra y a continuación compartiremos un poco de tres obras que llamaron nuestra atención.
En la obra fotográfica de la artista Kata Garcés, la inocencia y alegría que irradia de retratos de niños se mezclan con textos que relatan las duras condiciones en que hombres, mujeres y niños llegan a nuestro país huyendo del suyo, y su difícil acceso a los servicios de seguridad, salud y educación. Esta emotiva obra estaba basada en el artículo 29 “Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que solo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad”.
Por su parte, Bogotá Armable, obra de la Arquitecta Laura Rojas basada en el artículo 5 “Nadie será sometido a tortura ni tratos crueles, inhumanos y degradantes”, puso un mapa de la ciudad de Bogotá dividido en sus localidades invitando al público a escribir para cada localidad actos de crueldad experimentados en el espacio público. Se presenta de esta manera otra forma de armar la ciudad, a través de la denuncia escrita de actos que a diario se soportan en el espacio público y que ya no deberíamos soportar.
Entre las frases escritas por los visitantes a la muestra, en medio de tonos de protesta y tristeza se leen experiencias traumáticas, experiencias de violencia relacionadas con el conflicto armado y predominan las acciones de acoso y abuso a mujeres y niñas. Este mapa, además de dar el espacio para nombrar estas acciones, dio lugar a expresar la rabia, el dolor y el temor de ser mujer en el espacio público de Bogotá.
La obra de instalación basada en el artículo 12 “Toda persona tiene derecho a la intimidad”, invitaba también a la interacción del público. La instalación de la artista Laura Áñez recreaba el espacio de un baño; un lavamanos y un espejo encerrados en una cortina brindaban un pequeñísimo espacio privado para una persona a la vez. Se emulaba así el espacio íntimo del baño, donde cada individuo se encuentra a solas, enfrentado al reflejo de su rostro.
Una vez encerrado a solas dentro de esta cortina, en la pared junto al espejo, un listado de pasos a seguir invitaba a cada visitante a un ritual personal. Era esta una invitación a mirarse y reconocerse en ese espejo, a tomar unos instantes sólo para sí, a concentrarse por unos segundos en nada más que la propia respiración, a escribir en algún lugar de ese muro de baño lo que se quisiera decir, a sacar de su interior eso que tenía molestándole como un nudo en la garganta, a reconocerse nuevamente en ese reflejo y salir de la cortina con un peso menos.
En esta nueva edición, Proyecto 30 sin duda, demostró ser una iniciativa que merece una mayor visibilidad dentro de las actividades de la ciudad. Proyecto 30 no sólo logró abrir un espacio al arte y dar voz a las mujeres artistas del país, también logró acercar a su público a formas diversas de arte y a conocer y comprender los derechos humanos desde otras perspectivas.