Consecuencias arquitectónicas de la Pandemia
El balcón se ha convertido en un espacio importante, si no fundamental, en nuestros espacios de estadía diaria, y no vamos a otorgarle a la pandemia la idea del balcón, porque estaríamos diciendo una mentira monumental, pues si hacemos una búsqueda rápida e irresponsable en internet de los orígenes de los balcones, encontraremos fácilmente que data de hace más de 4.000 años en Mesopotamia, cuando se trataba en la primera planta de las viviendas lograr un sitio de sombra debido a las angostas calles; o en el Antiguo Egipto, donde los faraones ya salían a los balcones para saludar desde muy arriba a sus súbditos; y bien sabemos que la pareja más conocida del mundo entero, sostuvo una relación saludándose desde el balcón de la familia Capuleto, como muy bien lo describió Shakespeare desde el siglo XIV. Al final, nos vamos a quedar con la necesidad de los espacios interiores para ventilarse y recibir más luz natural, según la civilización minoica, como la razón principal para la existencia de los balcones y terrazas en nuestros edificios[1].
Ahora bien, ya descartando que el origen de estos espacios adosados a nuestras salas y alcobas se deba a la pandemia, lo que sí estamos completamente seguros es que fue la pandemia la que suscitó permanentemente entre usuarios y constructores la NECESIDAD de “salir adentro” en nuestros hogares y lugares de trabajo.
Encontramos en numerosas ocasiones que los constructores y desarrolladores de proyectos inmobiliarios le tenían cierto rechazo a la implementación de balcones en viviendas, sobre todo si eran de estratos distintos al 5 y 6: casi que era una obligación para el Estrato 6, dependiendo del caso, en los estratos 5 se permitía, y en el estrato 4 era un lujo, ni hablar del 3 y sucesivos, cualquier espacio que significara más área cubierta vendible o aprovechable para la mesita, poltrona o sofá no se iba a “desperdiciar” en un balcón, que como bien lo subrayaban: eso ni se usa, si mucho le ponen materas.
Varios de nuestros clientes siempre pensaron de esta manera, y aunque demostrábamos en planta que el espacio no se veía perjudicado, pues ya estamos contando con un área correcta para que una sala, un comedor, un estudio o una habitación funcionaran adecuadamente, el balcón lo veían como una puerta ventana adicional, unas barandas, un desagüe, un piso para exteriores y nunca como un factor el cual le iba a brindar una sonrisa adicional al usuario, que al final es lo que buscamos los arquitectos, hacer que nuestras creaciones sean disfrutadas por los usuarios. ¡Y esto fue previo al 2020, antes de que nos encerraran mundialmente por casi un año de manera permanente!
Apenas inició la pandemia, quienes tenemos la satisfacción de contar con un balcón o terraza en nuestros hogares, tuvimos la oportunidad de poder disfrutar del sol, del viento, de la noche y hasta de la lluvia, sin tener que salir de nuestra casa, porque, además, no se podía. Esto no quiere decir que no se puedan plantear noches románticas en el interior de una sala, o se pueda disfrutar del sol recostado en un sofá o en una cama, o si se requiere ventilar los espacios se abran al máximo las ventanas, pero definitivamente, otorgarle a las personas un espacio donde sientan esa libertad de abrir una puerta, esa sensación de que puede salir aún estando adentro, y tal vez cerrar de nuevo la puerta ventana que el constructor no quería poner por su costo, y ganarse un momento de tranquilidad, saliéndose de la nueva rutina de compartir su espacios de trabajo con su familia o con la gente con la que convive, hasta para cambiar de escenario un rato, así viva solo puede salir a trabajar un rato desde el balcón y ver las cosas de otra manera, sentir el día de otra manera. Lamentablemente no tomé alguna foto al respecto, tal vez porque en ese momento no dimensionábamos qué tanto nos iba a cambiar esta nueva realidad, pero muchas veces en las que salía al balcón me encontraba con bastantes vecinos haciendo yoga, elíptica, los tan ahora conocidos burpees, y a veces se confundían los sonidos repetitivos de los rodillos de bicicletas con los aplausos (también repetitivos) de la gente agradeciendo al personal médico, cosa que hice un par de veces con orgullo, hasta que se volvió moda. Y ni hablar del olor de las parrilladas de fin de semana, creo que durante el primer año de pandemia se vendieron tanto rodillos de bicicleta como asadores de tamaño proporcional a los balcones.
Entonces esta necesidad la tradujimos en convencer a los clientes y a re convencernos de lo que sabíamos antes, la vivienda se vuelve más funcional si le adicionamos un espacio donde podamos “salir adentro”, vamos a hacer más feliz al usuario, y su apartamento va a tener un plus; seguramente, después de la pandemia, los usuarios van a preguntar más que antes si tiene balcón, o al menos una terraza comunal en la cubierta, pero se decantarán por un espacio donde no tenga que salir de la casa para disfrutar de lo que sea esté pasando afuera, y esto sin tener en cuenta los beneficios que arquitectónicamente le brindan los balcones a la fachada, a la humedad, al control de lluvia y sol, y al aspecto en general, es que con tan solo convertir una ventana con antepecho, en una puertaventana y una baranda, se modifica por completo el aspecto de la fachada y le brinda más iluminación y aire al espacio interior, además de brindar una visual más pronunciada, e indiscutiblemente, la sensación de pertenecer al afuera.
Por consiguiente, en Urbanic Group nos sentimos complacidos de finalmente haber convencido a varios de nuestros clientes quienes antes no veían esta bondad en los balcones, y ahora, apartamentos de un solo espacio, o de área inferior a los 60 M2 y de estratos distintos al 5 y 6 cuentan con este preciado lugar, por mandato, y claro está, también cuentan con un espacio cómodo y digno para poder trabajar desde la casa, pero eso es un tema que dejaremos para la siguiente entrada de las consecuencias de la pandemia en nuestra arquitectura.
[1] Apartes tomados de https://www.tendenciashoy.com/viajeros/desde-julieta-al-confinamiento-una-breve-historia-del-balcon
CONSECUENCIAS
ARQUITECTÓNICAS
DE LA PANDEMIA
El balcón se ha convertido en un espacio importante, si no fundamental, en nuestros espacios de estadía diaria, y no vamos a otorgarle a la pandemia la idea del balcón, porque estaríamos diciendo una mentira monumental, pues si hacemos una búsqueda rápida e irresponsable en internet de los orígenes de los balcones, encontraremos fácilmente que data de hace más de 4.000 años en Mesopotamia, cuando se trataba en la primera planta de las viviendas lograr un sitio de sombra debido a las angostas calles; o en el Antiguo Egipto, donde los faraones ya salían a los balcones para saludar desde muy arriba a sus súbditos; y bien sabemos que la pareja más conocida del mundo entero, sostuvo una relación saludándose desde el balcón de la familia Capuleto, como muy bien lo describió Shakespeare desde el siglo XIV. Al final, nos vamos a quedar con la necesidad de los espacios interiores para ventilarse y recibir más luz natural, según la civilización minoica, como la razón principal para la existencia de los balcones y terrazas en nuestros edificios[1].
Ahora bien, ya descartando que el origen de estos espacios adosados a nuestras salas y alcobas se deba a la pandemia, lo que sí estamos completamente seguros es que fue la pandemia la que suscitó permanentemente entre usuarios y constructores la NECESIDAD de “salir adentro” en nuestros hogares y lugares de trabajo.
Encontramos en numerosas ocasiones que los constructores y desarrolladores de proyectos inmobiliarios le tenían cierto rechazo a la implementación de balcones en viviendas, sobre todo si eran de estratos distintos al 5 y 6: casi que era una obligación para el Estrato 6, dependiendo del caso, en los estratos 5 se permitía, y en el estrato 4 era un lujo, ni hablar del 3 y sucesivos, cualquier espacio que significara más área cubierta vendible o aprovechable para la mesita, poltrona o sofá no se iba a “desperdiciar” en un balcón, que como bien lo subrayaban: eso ni se usa, si mucho le ponen materas.
Varios de nuestros clientes siempre pensaron de esta manera, y aunque demostrábamos en planta que el espacio no se veía perjudicado, pues ya estamos contando con un área correcta para que una sala, un comedor, un estudio o una habitación funcionaran adecuadamente, el balcón lo veían como una puerta ventana adicional, unas barandas, un desagüe, un piso para exteriores y nunca como un factor el cual le iba a brindar una sonrisa adicional al usuario, que al final es lo que buscamos los arquitectos, hacer que nuestras creaciones sean disfrutadas por los usuarios. ¡Y esto fue previo al 2020, antes de que nos encerraran mundialmente por casi un año de manera permanente!
Apenas inició la pandemia, quienes tenemos la satisfacción de contar con un balcón o terraza en nuestros hogares, tuvimos la oportunidad de poder disfrutar del sol, del viento, de la noche y hasta de la lluvia, sin tener que salir de nuestra casa, porque, además, no se podía. Esto no quiere decir que no se puedan plantear noches románticas en el interior de una sala, o se pueda disfrutar del sol recostado en un sofá o en una cama, o si se requiere ventilar los espacios se abran al máximo las ventanas, pero definitivamente, otorgarle a las personas un espacio donde sientan esa libertad de abrir una puerta, esa sensación de que puede salir aún estando adentro, y tal vez cerrar de nuevo la puerta ventana que el constructor no quería poner por su costo, y ganarse un momento de tranquilidad, saliéndose de la nueva rutina de compartir su espacios de trabajo con su familia o con la gente con la que convive, hasta para cambiar de escenario un rato, así viva solo puede salir a trabajar un rato desde el balcón y ver las cosas de otra manera, sentir el día de otra manera.
Lamentablemente no tomé alguna foto al respecto, tal vez porque en ese momento no dimensionábamos qué tanto nos iba a cambiar esta nueva realidad, pero muchas veces en las que salía al balcón me encontraba con bastantes vecinos haciendo yoga, elíptica, los tan ahora conocidos burpees, y a veces se confundían los sonidos repetitivos de los rodillos de bicicletas con los aplausos (también repetitivos) de la gente agradeciendo al personal médico, cosa que hice un par de veces con orgullo, hasta que se volvió moda. Y ni hablar del olor de las parrilladas de fin de semana, creo que durante el primer año de pandemia se vendieron tanto rodillos de bicicleta como asadores de tamaño proporcional a los balcones.
Entonces esta necesidad la tradujimos en convencer a los clientes y a re convencernos de lo que sabíamos antes, la vivienda se vuelve más funcional si le adicionamos un espacio donde podamos “salir adentro”, vamos a hacer más feliz al usuario, y su apartamento va a tener un plus; seguramente, después de la pandemia, los usuarios van a preguntar más que antes si tiene balcón, o al menos una terraza comunal en la cubierta, pero se decantarán por un espacio donde no tenga que salir de la casa para disfrutar de lo que sea esté pasando afuera, y esto sin tener en cuenta los beneficios que arquitectónicamente le brindan los balcones a la fachada, a la humedad, al control de lluvia y sol, y al aspecto en general, es que con tan solo convertir una ventana con antepecho, en una puertaventana y una baranda, se modifica por completo el aspecto de la fachada y le brinda más iluminación y aire al espacio interior, además de brindar una visual más pronunciada, e indiscutiblemente, la sensación de pertenecer al afuera.
Por consiguiente, en Urbanic Group nos sentimos complacidos de finalmente haber convencido a varios de nuestros clientes quienes antes no veían esta bondad en los balcones, y ahora, apartamentos de un solo espacio, o de área inferior a los 60 M2 y de estratos distintos al 5 y 6 cuentan con este preciado lugar, por mandato, y claro está, también cuentan con un espacio cómodo y digno para poder trabajar desde la casa, pero eso es un tema que dejaremos para la siguiente entrada de las consecuencias de la pandemia en nuestra arquitectura.
References
Watson, V. (2009) Seeing from the South: Refocusing Urban Planning on the Globe’s Central Urban Issues. Urban Studies, 46(11), pp. 2259–2275.
Schindler, S. (2017) Towards a paradigm of Southern urbanism. City: analysis of urban trends, culture, theory, policy, action, 21 (1), pp. 47-64.
CONSECUENCIAS
ARQUITECTÓNICAS DE
LA PANDEMIA
El balcón se ha convertido en un espacio importante, si no fundamental, en nuestros espacios de estadía diaria, y no vamos a otorgarle a la pandemia la idea del balcón, porque estaríamos diciendo una mentira monumental, pues si hacemos una búsqueda rápida e irresponsable en internet de los orígenes de los balcones, encontraremos fácilmente que data de hace más de 4.000 años en Mesopotamia, cuando se trataba en la primera planta de las viviendas lograr un sitio de sombra debido a las angostas calles; o en el Antiguo Egipto, donde los faraones ya salían a los balcones para saludar desde muy arriba a sus súbditos; y bien sabemos que la pareja más conocida del mundo entero, sostuvo una relación saludándose desde el balcón de la familia Capuleto, como muy bien lo describió Shakespeare desde el siglo XIV. Al final, nos vamos a quedar con la necesidad de los espacios interiores para ventilarse y recibir más luz natural, según la civilización minoica, como la razón principal para la existencia de los balcones y terrazas en nuestros edificios[1].
Ahora bien, ya descartando que el origen de estos espacios adosados a nuestras salas y alcobas se deba a la pandemia, lo que sí estamos completamente seguros es que fue la pandemia la que suscitó permanentemente entre usuarios y constructores la NECESIDAD de “salir adentro” en nuestros hogares y lugares de trabajo.
Encontramos en numerosas ocasiones que los constructores y desarrolladores de proyectos inmobiliarios le tenían cierto rechazo a la implementación de balcones en viviendas, sobre todo si eran de estratos distintos al 5 y 6: casi que era una obligación para el Estrato 6, dependiendo del caso, en los estratos 5 se permitía, y en el estrato 4 era un lujo, ni hablar del 3 y sucesivos, cualquier espacio que significara más área cubierta vendible o aprovechable para la mesita, poltrona o sofá no se iba a “desperdiciar” en un balcón, que como bien lo subrayaban: eso ni se usa, si mucho le ponen materas.
Varios de nuestros clientes siempre pensaron de esta manera, y aunque demostrábamos en planta que el espacio no se veía perjudicado, pues ya estamos contando con un área correcta para que una sala, un comedor, un estudio o una habitación funcionaran adecuadamente, el balcón lo veían como una puerta ventana adicional, unas barandas, un desagüe, un piso para exteriores y nunca como un factor el cual le iba a brindar una sonrisa adicional al usuario, que al final es lo que buscamos los arquitectos, hacer que nuestras creaciones sean disfrutadas por los usuarios. ¡Y esto fue previo al 2020, antes de que nos encerraran mundialmente por casi un año de manera permanente!
Apenas inició la pandemia, quienes tenemos la satisfacción de contar con un balcón o terraza en nuestros hogares, tuvimos la oportunidad de poder disfrutar del sol, del viento, de la noche y hasta de la lluvia, sin tener que salir de nuestra casa, porque, además, no se podía. Esto no quiere decir que no se puedan plantear noches románticas en el interior de una sala, o se pueda disfrutar del sol recostado en un sofá o en una cama, o si se requiere ventilar los espacios se abran al máximo las ventanas, pero definitivamente, otorgarle a las personas un espacio donde sientan esa libertad de abrir una puerta, esa sensación de que puede salir aún estando adentro, y tal vez cerrar de nuevo la puerta ventana que el constructor no quería poner por su costo, y ganarse un momento de tranquilidad, saliéndose de la nueva rutina de compartir su espacios de trabajo con su familia o con la gente con la que convive, hasta para cambiar de escenario un rato, así viva solo puede salir a trabajar un rato desde el balcón y ver las cosas de otra manera, sentir el día de otra manera. Lamentablemente no tomé alguna foto al respecto, tal vez porque en ese momento no dimensionábamos qué tanto nos iba a cambiar esta nueva realidad, pero muchas veces en las que salía al balcón me encontraba con bastantes vecinos haciendo yoga, elíptica, los tan ahora conocidos burpees, y a veces se confundían los sonidos repetitivos de los rodillos de bicicletas con los aplausos (también repetitivos) de la gente agradeciendo al personal médico, cosa que hice un par de veces con orgullo, hasta que se volvió moda. Y ni hablar del olor de las parrilladas de fin de semana, creo que durante el primer año de pandemia se vendieron tanto rodillos de bicicleta como asadores de tamaño proporcional a los balcones.
Entonces esta necesidad la tradujimos en convencer a los clientes y a re convencernos de lo que sabíamos antes, la vivienda se vuelve más funcional si le adicionamos un espacio donde podamos “salir adentro”, vamos a hacer más feliz al usuario, y su apartamento va a tener un plus; seguramente, después de la pandemia, los usuarios van a preguntar más que antes si tiene balcón, o al menos una terraza comunal en la cubierta, pero se decantarán por un espacio donde no tenga que salir de la casa para disfrutar de lo que sea esté pasando afuera, y esto sin tener en cuenta los beneficios que arquitectónicamente le brindan los balcones a la fachada, a la humedad, al control de lluvia y sol, y al aspecto en general, es que con tan solo convertir una ventana con antepecho, en una puertaventana y una baranda, se modifica por completo el aspecto de la fachada y le brinda más iluminación y aire al espacio interior, además de brindar una visual más pronunciada, e indiscutiblemente, la sensación de pertenecer al afuera.
Por consiguiente, en Urbanic Group nos sentimos complacidos de finalmente haber convencido a varios de nuestros clientes quienes antes no veían esta bondad en los balcones, y ahora, apartamentos de un solo espacio, o de área inferior a los 60 M2 y de estratos distintos al 5 y 6 cuentan con este preciado lugar, por mandato, y claro está, también cuentan con un espacio cómodo y digno para poder trabajar desde la casa, pero eso es un tema que dejaremos para la siguiente entrada de las consecuencias de la pandemia en nuestra arquitectura.
[1] Apartes tomados de https://www.tendenciashoy.com/viajeros/desde-julieta-al-confinamiento-una-breve-historia-del-balcon