¿ES EL ESPACIO PÚBLICO URBANO CONTEMPORANEO, UN ESPACIO DEMOCRÁTICO?

Arquitecto Andrés Bernal
Autor: Andrés Bernal Bernal

Después de un significativo trabajo de meses junto a la Sociedad Colombiana de Arquitectos y a la Defensoría del Espacio Público, en agosto de 2019 tuvimos el honor de hacer parte del lanzamiento de la primera Bienal de Espacio Público de Bogotá. Este evento, único en hispanoamerica, se desarrolló como la oportunidad que esperaba la ciudad para discutir, pensar e involucrarnos entorno a un tema contemporáneo de alta relevancia como es el espacio público, esencial en la conformación contemporánea de urbe, de sociedad, de democracia y de ciudadanía. Uno de los logros de la BEP BOG fue reconocer y difundir proyectos y acciones de gestión, en donde las buenas prácticas fueron la característica principal en la generación, recuperación y sostenibilidad del espacio público en Bogotá, y su reconocimiento como un proceso histórico relevante en nuestra ciudad.

En dicha ocasión y con broche de oro, el arquitecto brasileño Marcelo Ferraz, jurado y expositor en el evento de cierre de esta bienal dejó en nuestra mente y para el futuro debate una serie de opiniones consideradas como fundamentales en su quehacer profesional:  

“En época de crisis total de confort urbano, fruto de la quiebra del modelo de ciudades pautado por el automóvil y por la desigualdad social, nada más lógico – e impositivo – que reanudar críticamente la agenda del urbanismo y la arquitectura, volver a pensar en por qué construimos ciudades y qué ciudades queremos construir. ¿Cómo debemos construirlas y, sobre todo, para quién? (…) También los planes genéricos o de macro escala urbana ya no garantizan la calidad de los espacios públicos. Pueden incluso funcionar en algunos casos, pero casi siempre fallan a la hora de su transposición de escala, a la hora de su materialización arquitectónica a escala humana, escala del cuerpo y necesidades vitales. Vivimos la falacia del planeamiento urbano tecnocrático, deshumanizado.”

Parafraseando irresponsablemente, Jane Jacobs en su libro “Muerte y Vida de las grandes ciudades” y Jan Gehl en “La humanización del espacio público”, nos guían dentro de conceptos que establecen que las ciudades con espacios públicos vivos y atractivos son aquellas que promueven el uso por parte de sus ciudadanos, el transito de gran numero de personas y abanderan causas de utilidad y seguridad, por medio de usos múltiples y diversidad de funciones. Desde este punto de vista se establece – y se ha ido aplicando con fuerza – el abordaje técnico de la arquitectura como solucionador de los problemas de la escala humana en el espacio público y su relación con el ciudadano y sus respectivos grupos, como espacios que contienen las actividades que estos actores desarrollan.

Espacio público Bogotá
www.eltiempo.com

Podemos decir que en la actualidad – siendo sin embargo un problema que ha estado presente desde siempre – se evidencia un relevante vacío en la integración del individuo y sus grupos representativos en la acción ciudadana de pensar el espacio público, de su apropiación y de su significación, ¿cual es el espacio público adecuado para nuestra ciudad, que cumpla con las necesidades de la población contemporánea? Puede ser la pregunta mas difícil de abordar para un urbanista, un dirigente público o para el mismo actor comunitario al momento de participar en la formulación de políticas y proyectos en torno a este tema.

Llama la atención, como en el marco de la situación política actual de Colombia se han dado a conocer posiciones nunca antes tenidas en cuenta con la fortaleza que se nos presenta en este momento. En mayo de 2021, el Instituto de Estudios Urbanos (IEU) de la Universidad Nacional publicó un articulo en su pagina de internet titulado “Apropiación y resignificación del espacio público en medio de la protesta: hacia nuevas formas de participación”. En este articulo se resaltan algunas de las opiniones de jóvenes ciudadanos entrevistados los cuales citan en el marco de sus acciones de protesta:

“El espacio urbano ha sido negado para los jóvenes, allí somos vulnerados de múltiples formas, hoy lo vemos como una reivindicación, como la retoma de la ciudad desde lo que somos y queremos”. 

 “El espacio urbano ha sido estigmatizado en todas las ciudades del país, se le deja a los sectores populares los contextos de calle, drogadicción y delincuencia. Hay una necesidad de apropiarse muy humanamente de los espacios”.

 “La forma en la que se ha construido la ciudad refleja la desigualdad social que causa este paro nacional. Es por eso que se ha resignificado el espacio urbano, se tumban estatuas y se renombran lugares; repensar la ciudad desde un punto de vista distinto es un acto de resistencia y de transformación de la sociedad”.

 Las actividades que se han venido realizando en estos puntos urbanos son diversas y surgen de manera espontánea: muralismo, graffiti, teatro, circo, performance, conciertos, danza, fútbol, entre otras.

Filarmónica Bogotá
www.bogota.gov.co

Esta multiplicidad de puntos de vista cotejada con la necesidad inquietante de comunidades enteras por ser escuchadas, nos da mucho para pensar. ¿Dónde queda la escala humana (confort, participación, apropiación) en el discurso teórico y técnico del proceso de pensar el espacio urbano? Humano desde la necesidad del ser y no desde proporciones métricas.

Como arquitectos y urbanistas consideramos necesario repensar la forma de acercarnos a nuestras propuestas de intervención en el espacio construido de la ciudad, es necesario empezar de algún modo a proponer acciones que ayuden a cerrar las brechas de desigualdad y oportunidades con las que hemos convivido desde que tenemos uso de razón. La participación ciudadana es esencial para lograr tal fin, entre otras con mayor apropiación del espacio existente, y posteriormente es esencial una propuesta técnica integral que tenga en cuenta las necesidades reales de la población e incentive el uso afectivo y positivo de su espacio público.

Todo lo citado anteriormente, en un patrón de causa y efecto de nuestra situación actual, evidencia la deuda gigante de la planificación del espacio público de la ciudad, desde su propio establecimiento del ordenamiento territorial. Hace falta que a conciencia las políticas y los objetivos establecidos por alcaldes y hacedores de norma, sepan integrar las necesidades culturales y sociales de la población con aquellas físicas y estéticas, y se deje de pensar el espacio público como una cifra mas de la planificación territorial.

También debemos ser enfáticos, en que la destrucción y la degradación de nuestro patrimonio no es el camino adecuado para encontrar lo que exigimos. Debemos ser consientes que ese espacio público que con tanto ahínco exigimos es también un espacio democrático y colectivo, en el cual confluyen un sinfín de culturas, pensamientos, actividades, historias y destinos. Es el espacio llamado a ser el aglomerador de nosotros como sociedad, en el cual podremos encontrar la identidad que nos caracterice en el marco de la convivencia, el respeto y el trabajo en equipo. Incrementar las historias tristes de nuestro país no nos sirve. Nos sirve cambiar el presente conociendo nuestra historia proponiendo en conjunto un futuro mejor, con la tranquilidad de que contamos en nuestra ciudad con espacios que nos identifican como individuo, como grupo, como ciudadanos.

Septiembre 24 de 2021

¿ES EL ESPACIO PÚBLICO URBANO CONTEMPORANEO, UN ESPACIO DEMOCRÁTICO?

Arquitecto Andrés Bernal
Autor: Andrés Bernal Bernal

Después de un significativo trabajo de meses junto a la Sociedad Colombiana de Arquitectos y a la Defensoría del Espacio Público, en agosto de 2019 tuvimos el honor de hacer parte del lanzamiento de la primera Bienal de Espacio Público de Bogotá. Este evento, único en hispanoamerica, se desarrolló como la oportunidad que esperaba la ciudad para discutir, pensar e involucrarnos entorno a un tema contemporáneo de alta relevancia como es el espacio público, esencial en la conformación contemporánea de urbe, de sociedad, de democracia y de ciudadanía. Uno de los logros de la BEP BOG fue reconocer y difundir proyectos y acciones de gestión, en donde las buenas prácticas fueron la característica principal en la generación, recuperación y sostenibilidad del espacio público en Bogotá, y su reconocimiento como un proceso histórico relevante en nuestra ciudad.

En dicha ocasión y con broche de oro, el arquitecto brasileño Marcelo Ferraz, jurado y expositor en el evento de cierre de esta bienal dejó en nuestra mente y para el futuro debate una serie de opiniones consideradas como fundamentales en su quehacer profesional:  

“En época de crisis total de confort urbano, fruto de la quiebra del modelo de ciudades pautado por el automóvil y por la desigualdad social, nada más lógico – e impositivo – que reanudar críticamente la agenda del urbanismo y la arquitectura, volver a pensar en por qué construimos ciudades y qué ciudades queremos construir. ¿Cómo debemos construirlas y, sobre todo, para quién? (…) También los planes genéricos o de macro escala urbana ya no garantizan la calidad de los espacios públicos. Pueden incluso funcionar en algunos casos, pero casi siempre fallan a la hora de su transposición de escala, a la hora de su materialización arquitectónica a escala humana, escala del cuerpo y necesidades vitales. Vivimos la falacia del planeamiento urbano tecnocrático, deshumanizado.”

Parafraseando irresponsablemente, Jane Jacobs en su libro “Muerte y Vida de las grandes ciudades” y Jan Gehl en “La humanización del espacio público”, nos guían dentro de conceptos que establecen que las ciudades con espacios públicos vivos y atractivos son aquellas que promueven el uso por parte de sus ciudadanos, el transito de gran numero de personas y abanderan causas de utilidad y seguridad, por medio de usos múltiples y diversidad de funciones. Desde este punto de vista se establece – y se ha ido aplicando con fuerza – el abordaje técnico de la arquitectura como solucionador de los problemas de la escala humana en el espacio público y su relación con el ciudadano y sus respectivos grupos, como espacios que contienen las actividades que estos actores desarrollan.

Espacio público Bogotá
www.eltiempo.com

Podemos decir que en la actualidad – siendo sin embargo un problema que ha estado presente desde siempre – se evidencia un relevante vacío en la integración del individuo y sus grupos representativos en la acción ciudadana de pensar el espacio público, de su apropiación y de su significación, ¿cual es el espacio público adecuado para nuestra ciudad, que cumpla con las necesidades de la población contemporánea? Puede ser la pregunta mas difícil de abordar para un urbanista, un dirigente público o para el mismo actor comunitario al momento de participar en la formulación de políticas y proyectos en torno a este tema.

Llama la atención, como en el marco de la situación política actual de Colombia se han dado a conocer posiciones nunca antes tenidas en cuenta con la fortaleza que se nos presenta en este momento. En mayo de 2021, el Instituto de Estudios Urbanos (IEU) de la Universidad Nacional publicó un articulo en su pagina de internet titulado “Apropiación y resignificación del espacio público en medio de la protesta: hacia nuevas formas de participación”. En este articulo se resaltan algunas de las opiniones de jóvenes ciudadanos entrevistados los cuales citan en el marco de sus acciones de protesta:

“El espacio urbano ha sido negado para los jóvenes, allí somos vulnerados de múltiples formas, hoy lo vemos como una reivindicación, como la retoma de la ciudad desde lo que somos y queremos”. 

 “El espacio urbano ha sido estigmatizado en todas las ciudades del país, se le deja a los sectores populares los contextos de calle, drogadicción y delincuencia. Hay una necesidad de apropiarse muy humanamente de los espacios”.

 “La forma en la que se ha construido la ciudad refleja la desigualdad social que causa este paro nacional. Es por eso que se ha resignificado el espacio urbano, se tumban estatuas y se renombran lugares; repensar la ciudad desde un punto de vista distinto es un acto de resistencia y de transformación de la sociedad”.

 Las actividades que se han venido realizando en estos puntos urbanos son diversas y surgen de manera espontánea: muralismo, graffiti, teatro, circo, performance, conciertos, danza, fútbol, entre otras.

Filarmónica Bogotá
www.bogota.gov.co

Esta multiplicidad de puntos de vista cotejada con la necesidad inquietante de comunidades enteras por ser escuchadas, nos da mucho para pensar. ¿Dónde queda la escala humana (confort, participación, apropiación) en el discurso teórico y técnico del proceso de pensar el espacio urbano? Humano desde la necesidad del ser y no desde proporciones métricas.

Como arquitectos y urbanistas consideramos necesario repensar la forma de acercarnos a nuestras propuestas de intervención en el espacio construido de la ciudad, es necesario empezar de algún modo a proponer acciones que ayuden a cerrar las brechas de desigualdad y oportunidades con las que hemos convivido desde que tenemos uso de razón. La participación ciudadana es esencial para lograr tal fin, entre otras con mayor apropiación del espacio existente, y posteriormente es esencial una propuesta técnica integral que tenga en cuenta las necesidades reales de la población e incentive el uso afectivo y positivo de su espacio público.

Todo lo citado anteriormente, en un patrón de causa y efecto de nuestra situación actual, evidencia la deuda gigante de la planificación del espacio público de la ciudad, desde su propio establecimiento del ordenamiento territorial. Hace falta que a conciencia las políticas y los objetivos establecidos por alcaldes y hacedores de norma, sepan integrar las necesidades culturales y sociales de la población con aquellas físicas y estéticas, y se deje de pensar el espacio público como una cifra mas de la planificación territorial.

También debemos ser enfáticos, en que la destrucción y la degradación de nuestro patrimonio no es el camino adecuado para encontrar lo que exigimos. Debemos ser consientes que ese espacio público que con tanto ahínco exigimos es también un espacio democrático y colectivo, en el cual confluyen un sinfín de culturas, pensamientos, actividades, historias y destinos. Es el espacio llamado a ser el aglomerador de nosotros como sociedad, en el cual podremos encontrar la identidad que nos caracterice en el marco de la convivencia, el respeto y el trabajo en equipo. Incrementar las historias tristes de nuestro país no nos sirve. Nos sirve cambiar el presente conociendo nuestra historia proponiendo en conjunto un futuro mejor, con la tranquilidad de que contamos en nuestra ciudad con espacios que nos identifican como individuo, como grupo, como ciudadanos.

Septiembre 24 de 2021

¿ES EL ESPACIO
PÚBLICO URBANO
CONTEMPORANEO,
UN ESPACIO
DEMOCRÁTICO?

Septiembre 24 de 2021
Arquitecto Andrés Bernal
Autor: Andrés Bernal Bernal

Después de un significativo trabajo de meses junto a la Sociedad Colombiana de Arquitectos y a la Defensoría del Espacio Público, en agosto de 2019 tuvimos el honor de hacer parte del lanzamiento de la primera Bienal de Espacio Público de Bogotá. Este evento, único en hispanoamerica, se desarrolló como la oportunidad que esperaba la ciudad para discutir, pensar e involucrarnos entorno a un tema contemporáneo de alta relevancia como es el espacio público, esencial en la conformación contemporánea de urbe, de sociedad, de democracia y de ciudadanía. Uno de los logros de la BEP BOG fue reconocer y difundir proyectos y acciones de gestión, en donde las buenas prácticas fueron la característica principal en la generación, recuperación y sostenibilidad del espacio público en Bogotá, y su reconocimiento como un proceso histórico relevante en nuestra ciudad.

En dicha ocasión y con broche de oro, el arquitecto brasileño Marcelo Ferraz, jurado y expositor en el evento de cierre de esta bienal dejó en nuestra mente y para el futuro debate una serie de opiniones consideradas como fundamentales en su quehacer profesional:  

“En época de crisis total de confort urbano, fruto de la quiebra del modelo de ciudades pautado por el automóvil y por la desigualdad social, nada más lógico – e impositivo – que reanudar críticamente la agenda del urbanismo y la arquitectura, volver a pensar en por qué construimos ciudades y qué ciudades queremos construir. ¿Cómo debemos construirlas y, sobre todo, para quién? (…) También los planes genéricos o de macro escala urbana ya no garantizan la calidad de los espacios públicos. Pueden incluso funcionar en algunos casos, pero casi siempre fallan a la hora de su transposición de escala, a la hora de su materialización arquitectónica a escala humana, escala del cuerpo y necesidades vitales. Vivimos la falacia del planeamiento urbano tecnocrático, deshumanizado.”

Parafraseando irresponsablemente, Jane Jacobs en su libro “Muerte y Vida de las grandes ciudades” y Jan Gehl en “La humanización del espacio público”, nos guían dentro de conceptos que establecen que las ciudades con espacios públicos vivos y atractivos son aquellas que promueven el uso por parte de sus ciudadanos, el transito de gran numero de personas y abanderan causas de utilidad y seguridad, por medio de usos múltiples y diversidad de funciones. Desde este punto de vista se establece – y se ha ido aplicando con fuerza – el abordaje técnico de la arquitectura como solucionador de los problemas de la escala humana en el espacio público y su relación con el ciudadano y sus respectivos grupos, como espacios que contienen las actividades que estos actores desarrollan.

Espacio público Bogotá
www.eltiempo.com

Podemos decir que en la actualidad – siendo sin embargo un problema que ha estado presente desde siempre – se evidencia un relevante vacío en la integración del individuo y sus grupos representativos en la acción ciudadana de pensar el espacio público, de su apropiación y de su significación, ¿cual es el espacio público adecuado para nuestra ciudad, que cumpla con las necesidades de la población contemporánea? Puede ser la pregunta mas difícil de abordar para un urbanista, un dirigente público o para el mismo actor comunitario al momento de participar en la formulación de políticas y proyectos en torno a este tema.

Llama la atención, como en el marco de la situación política actual de Colombia se han dado a conocer posiciones nunca antes tenidas en cuenta con la fortaleza que se nos presenta en este momento. En mayo de 2021, el Instituto de Estudios Urbanos (IEU) de la Universidad Nacional publicó un articulo en su pagina de internet titulado “Apropiación y resignificación del espacio público en medio de la protesta: hacia nuevas formas de participación”. En este articulo se resaltan algunas de las opiniones de jóvenes ciudadanos entrevistados los cuales citan en el marco de sus acciones de protesta:

“El espacio urbano ha sido negado para los jóvenes, allí somos vulnerados de múltiples formas, hoy lo vemos como una reivindicación, como la retoma de la ciudad desde lo que somos y queremos”. 

“El espacio urbano ha sido estigmatizado en todas las ciudades del país, se le deja a los sectores populares los contextos de calle, drogadicción y delincuencia. Hay una necesidad de apropiarse muy humanamente de los espacios”.

“La forma en la que se ha construido la ciudad refleja la desigualdad social que causa este paro nacional. Es por eso que se ha resignificado el espacio urbano, se tumban estatuas y se renombran lugares; repensar la ciudad desde un punto de vista distinto es un acto de resistencia y de transformación de la sociedad”.

Las actividades que se han venido realizando en estos puntos urbanos son diversas y surgen de manera espontánea: muralismo, graffiti, teatro, circo, performance, conciertos, danza, fútbol, entre otras.

Filarmónica Bogotá
www.bogota.gov.co

Esta multiplicidad de puntos de vista cotejada con la necesidad inquietante de comunidades enteras por ser escuchadas, nos da mucho para pensar. ¿Dónde queda la escala humana (confort, participación, apropiación) en el discurso teórico y técnico del proceso de pensar el espacio urbano? Humano desde la necesidad del ser y no desde proporciones métricas.

Como arquitectos y urbanistas consideramos necesario repensar la forma de acercarnos a nuestras propuestas de intervención en el espacio construido de la ciudad, es necesario empezar de algún modo a proponer acciones que ayuden a cerrar las brechas de desigualdad y oportunidades con las que hemos convivido desde que tenemos uso de razón. La participación ciudadana es esencial para lograr tal fin, entre otras con mayor apropiación del espacio existente, y posteriormente es esencial una propuesta técnica integral que tenga en cuenta las necesidades reales de la población e incentive el uso afectivo y positivo de su espacio público.

Todo lo citado anteriormente, en un patrón de causa y efecto de nuestra situación actual, evidencia la deuda gigante de la planificación del espacio público de la ciudad, desde su propio establecimiento del ordenamiento territorial. Hace falta que a conciencia las políticas y los objetivos establecidos por alcaldes y hacedores de norma, sepan integrar las necesidades culturales y sociales de la población con aquellas físicas y estéticas, y se deje de pensar el espacio público como una cifra mas de la planificación territorial.

También debemos ser enfáticos, en que la destrucción y la degradación de nuestro patrimonio no es el camino adecuado para encontrar lo que exigimos. Debemos ser consientes que ese espacio público que con tanto ahínco exigimos es también un espacio democrático y colectivo, en el cual confluyen un sinfín de culturas, pensamientos, actividades, historias y destinos. Es el espacio llamado a ser el aglomerador de nosotros como sociedad, en el cual podremos encontrar la identidad que nos caracterice en el marco de la convivencia, el respeto y el trabajo en equipo. Incrementar las historias tristes de nuestro país no nos sirve. Nos sirve cambiar el presente conociendo nuestra historia proponiendo en conjunto un futuro mejor, con la tranquilidad de que contamos en nuestra ciudad con espacios que nos identifican como individuo, como grupo, como ciudadanos.

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